COLEGIO SAN IGNACIO

Caracas, 16 de julio de 2020

PARA: Comunidad educativa de V Año

De: Dirección del Colegio

Estimados Alumnos/as y Representantes de la Promoción 2020

A las puertas de finalizar el curso escolar, nos enfrentamos con el tema de Graduación de los alumnos de V Año. En la situación de pandemia que vivimos, el Colegio se ve obligado a suspender el Acto de Graduación de sus alumnos de V Año. Es la primera vez, en sus 97 años de fundación, que el Colegio suspende, su acto más preciado, el otorgamiento de títulos y diplomas, frutos de una larga trayectoria vivida conjuntamente entre el Colegio y sus alumnos, acompañado por las familias.  Con esta suspensión, el primer afectado es el Colegio por no poder celebrar el otorgamiento del grado académico, y se extiende también a los graduandos la frustración emocional.  Tiempo doloroso de aprendizaje, que confiamos sirva para un crecimiento y preparación ante las situaciones adversas que tengamos que enfrentar en la vida. 

Hoy, es del interés de la dirección del colegio, agradecer a todos los alumnos participantes en la Olimpiada Matemática 2020, así como a los docentes y representantes que contribuyeron a que tan digno evento se llevase a cabo de manera satisfactoria.

De igual manera, desea felicitar de manera muy especial, a los estudiantes que se destacaron en las mismas, obteniendo las menciones: oro, plata y bronce. 

Textos: Sab 12,13. 16-19; Rm 8, 26-27; Mt 13, 24-43

El Evangelio de este domingo nos presenta tres parábolas: el trigo y la cizaña, la semilla de mostaza y la levadura. Llama la atención que Jesús cuando quiere comunicar lo que en verdad significa el Reino acuda a una parábola, que esté al alcance de la comprensión de todo el mundo, especialmente de la gente más sencilla. Están extraídas de la experiencia cotidiana de la gente común. Me voy a concentrar en las dos últimas, breves y sencillas, y que, sin embargo, presentan gran profundidad para entender lo que significa el Reino de Dios.

Textos: Jer 20, 10-13; Rm 5, 12-15; Mt 10, 26-33

Hoy se celebra el día del PADRE. Felicitaciones y una oración con el deseo profundo de que se asuma la presencia y compromiso de ser en verdad padres, que manifiesten la responsabilidad, el amor y cuidado para con su esposa, sus hijos e hijas.

Junto a la celebración gozosa y agradecida del anuncio de José Gregorio Hernández como Beato, seguimos en el país con una situación sumamente grave: quiebre de las instituciones ciudadanas y del estado de derecho, empobrecimiento creciente, incertidumbre y amenaza del Covid-19 que nos mantiene confinados en casa en el cuarto mes.

Textos: Is 55, 10-11; Rm 8,18-23; Mt 13, 1-23

El evangelio de hoy presenta la parábola del Sembrador.  Jesús sale de la casa donde se hospedaba, se sienta a la orilla del lago, y la gente comienza a reunirse en torno a él.  Es tanta la multitud que se reúne, que Jesús se ve obligado a subirse a una barca para dirigirse a la gente que le escucha desde la orilla. 

Textos: Zac 9, 9-10; Rm 8, 9. 11-13; Mt 11, 25-30

La eucaristía es siempre un clamor de esperanza. Las lecturas de hoy dan fe de esta esperanza. La primera lectura tiene un arranque que da la tónica a esta la celebración: ¡Alégrate sin límites… da gritos de júbilo…! (Zac 9, 9-10) El evangelio nos muestra a Jesús orando al Padre, expresando su alegría.

El contexto de esta escena del evangelio es el del regreso de los 72 discípulos de la misión que Jesús les había encomendado de proclamar el Reino. Ellos llegan eufóricos y llenos de buenas noticias. Jesús es tocado por el entusiasmo de ellos, y se dirige al Padre con la exclamación: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien!”.  Jesús manifiesta su alegría porque el Reino del Padre se va haciendo realidad.  La gente se va liberando de los miedos y de los demonios que los atenazan. El mundo se va volviendo más humano, más vivible, más fraterno.