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Catálogo Escolar 2020-2021

Estimada Comunidad Ignaciana:

 

 El Catálogo del Colegio, correspondiente al año 2020-2021, viene en formato digital  y  publicado en el Portal Web del plantel, sección privada.

Se ha hecho un esfuerzo para cumplir con la tradición de la presentación  del mismo, no lleva las fotos de los alumnos por la  situación de pandemia que estamos viviendo.

 

Quedan Invitamos  a disfrutar de esta primera edición digital del Catálogo haciendo Aquí

 

Compartir el pan de la palabra

Homilía III Domingo Ordinario / B. Domingo de la palabra de Dios.

(Jonás 3, 1 – 5 / Salmo 24 / 1ra Corintios 7, 29-31/ Marcos 1, 14-20)

¿Qué harías si supieras que te quedan 40 días de vida, que tu ciudad, y en ella toda tu familia y amigos van a ser destruidos? A Jonás Dios le encomendó la misión de advertir a los habitantes de Nínive que en 40 días la ciudad sería destruida. En este caso, los ninivitas creyeron en Dios. Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían, cambió de parecer y no los castigó. A nosotros nos pasa algo parecido. Tenemos una cantidad de días en esta tierra, la diferencia es que no sabemos cuándo van a terminar, pero no son infinitos. Estamos también invitados a creer en Dios, a cambiar nuestra vida y así recibir de parte de Dios, la entrada en el Reino de cielos.

Muchas veces no sabemos que estamos en el error. Otras veces, sabemos que estamos en el error pero creemos que nadie lo sabe, y pensamos que si nadie lo sabe, no hay problema. Ocurre también que sabemos que estamos en el error y que la gente lo sabe, pero creemos que no tiene consecuencias. Que no va a pasar nada. Y resulta que sí, que nuestros errores siempre tienen consecuencias.

Cuando decidimos a cambiar, confiamos en la misericordia de Dios. Ahora bien, debemos creer que Dios es bueno y nos va a perdonar. Puede pasar que no cambiamos porque pensamos que no nos van a perdonar. Que Dios no nos va a perdonar o que la persona a quien ofendimos no nos va a perdonar. Y nos quedamos en un círculo constante de faltas y ofensas, muchas veces sin querer, pero que igual hacen daño y causan dolor.

Tal como lo canta el Salmo, nos corresponde pedirle a Dios: “Señor, descúbrenos tus caminos y guíanos con la verdad. Porque eres nuestro Dios y salvador. Son eternos tu amor y tu ternura”. San Pablo, por su parte va a insistir en que la vida es corta. Que lo que vemos es pasajero. Y hay que darle el justo valor a las cosas. Que lo malo no nos quite la paz y no nos quite la fe. Que lo bueno no nos distraiga de lo que es verdaderamente importante.

Así como Jesús llamó a sus discípulos y éstos dejaron sus redes de pesca, la barca y a su familia, para seguirle; hoy el Señor te está llamando, y toca preguntarte ¿Qué debo dejar yo? ¿Qué es lo que me aleja de Dios? ¿Cuáles son mis apegos, mis afectos desordenados, que me impiden o dificultad seguir a Jesús?

Dice Jesús: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; arrepiéntete y cree en la Buena Noticia”. Porque la voluntad del Padre es elevar a los hombres a la participación de la vida divina. Cuando nos reunimos en torno a su Hijo, Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra el germen y el comienzo del Reino de Dios. La iglesia somos nosotros y estamos llamados a mantener la unión con Cristo.

Los cristianos contamos con el regalo de la Biblia. En la sagrada Escritura, encontramos alimento y fuerza, porque, en ella, está presente no solo una palabra humana, sino que es realmente la Palabra de Dios. En los libros sagrados, Dios sale amorosamente al encuentro sus hijos para conversar con nosotros.

En definitiva, estamos llamados a Compartir el pan. Compartir el pan de la mesa, siendo solidarios; compartir el pan de la eucaristía en la misa, y compartir el pan de la palabra, leyendo juntos, en familia, en pareja, entre amigos, la palabra de Dios. Que esto sea posible en tu hogar, que puedan sentarse juntos a leer la palabra. Que así sea. Amén

Y si quieren comenzar, comiencen por el evangelio de Marcos. Así como se sientan a ver una serie de Netflix. Marcos tiene 1 temporada y 16 capítulos. No se van a arrepentir.

P. Daniel Figuera SJ

La llamada de Dios y la respuesta del hombre

Homilía II Domingo Ordinario / B.

(1ra de Samuel 3, 3-10 / Salmo 39 / 1 Corintios 6, 13 -20 / Juan 1, 35-42)

La disposición de Samuel es de confianza en Dios y en su maestro. Samuel, todavía no conoce el misterio y no está seguro de quién lo llama. Aun así Samuel cree y da un paso hacia adelante para decirle a la voz “Habla, Señor, que tu siervo escucha.” Samuel estaba atento para hacer la voluntad de Dios, por eso creció y el Señor estaba con él. Y todo lo que el Señor le decía se cumplía.

El salmo también refleja la actitud de ponerse en manos de Dios: “Esperé en el Señor con gran confianza”. Dios escucha nuestras plegarias. Pide que hagamos su voluntad. Por eso el salmista exclama “Deseo tener tu ley en medio de mi corazón. De la misma manera como el filósofo Immanuel Kant decía “Dos cosas llenan mi ánimo de creciente admiración y respeto, a medida que pienso y profundizo en ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí.”

San Pablo, por su parte, va a realzar la noción de que el cuerpo es templo del Espíritu Santo y estamos llamados a glorificar a Dios con el cuerpo. Utilizando nuestros sentidos y nuestros gestos: mirar con ojos de cariño y compasión, dar la mano, trabajar para producir, orar como decía San Ignacio (bien sea de rodillas, paseando, sentado o acostado), pero que todo nuestro cuerpo entre en la oración. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la "imagen de Dios", tenemos que considerar al cuerpo como bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y ha de resucitar en el último día.

En el evangelio, Juan el Bautista afirma sobre Jesús “Este es el Cordero de Dios”. De inmediato, los discípulos de Juan comienzan a seguir al Señor. Jesús les invita: “Vengan a ver”, y se quedan con él. Andrés busca a su hermano Simón. Jesús fija en él la mirada y le dice “Tú te llamarás Kefás.” Jesús cambia el nombre de Pedro porque le encomienda una misión. Pedro va a acompañar a Jesús en los momentos más importantes. Y Pedro es también el que dice "Señor, ¿a quién iremos? Si sólo Tú tienes palabras de vida eterna" Y cuando Jesús, pregunta "Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?", Pedro le responde: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Pedro será el cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia.

Hoy, como ocurre en la escritura, Dios te sigue llamando. Te llama por tu nombre, como a Samuel. Aunque a veces puedes estar confundido y lo has buscado en otros sitios. Afortunadamente contamos con aquellos que nos ayudan a comprender el llamado y de la misma manera que hizo Elí con Samuel, nos orientan para escuchar la voz de Dios.

Dios te sigue llamando a través de otros. Que te señalan el camino. Que te ayudan a orientar tu vida hacia Dios, de la misma manera como Juan el Bautista lo hizo con sus discípulos. Igualmente Jesús te mira y te pregunta ¿Qué buscas? Y tienes que tener preparada tu respuesta. ¿Qué estás buscando en esta vida? ¿Qué es lo que más anhelas? ¿Qué desea profundamente tu corazón?

Como a Pedro, Jesús te está esperando, para fijar en ti su mirada, llamarte por tu nombre y decirte que tú también tienes una misión. Porque es cierto que Dios no pide ofrendas, Dios te pide a ti, enteramente, que estés tú, que seas tú quien responda. Pidamos que tus labios no se queden cerrados ante la llamada de Dios. Que así sea. Amén.

P. Daniel Figuera, SJ

Concurso de Mapas Mentales

Ganadores:

Primer lugar: Víctor Hernández

Segundo lugar: Mario Campos

Tercer lugar: Isabela Messina

 

Mención Especial: Daniel Camejo

Jurado:

El jurado del concurso estaba conformado por la profesora Marta Ibarra, creadora del programa de Técnicas de Estudios en el Colegio San Ignacio; la profesora Claudia Oliver y la profesora Dilia Mendoza.

Participantes:

Los estudiantes que voluntariamente participaron del concurso fueron: Víctor Hernández, Mario Campos, Issabella Messina, Daniel Camejo, Valentina Menéndez, Matías Castro, Santiago Cagiao y Juan Ignacio Ostos.

A todos ellos, muchas felicidades por su excelente desempeño en la realización de mapas mentales.

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Que el universo entero renazca a una vida nueva

Homilía Domingo Bautismo del Señor. 10 de enero de 2021.

(Isaías 42, 1 – 7 / Salmo 28 / Hechos 10, 34-38 / Marcos 1, 7-11)

El comienzo de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el río Jordán. Juan proclamaba "un bautismo de conversión para el perdón de los pecados". Una multitud de personas necesitadas de conversión, acudían a hacerse bautizar por él. "Entonces aparece Jesús". El Bautista duda. Jesús insiste y recibe el bautismo. Entonces el Espíritu Santo, viene sobre Jesús, y la voz del cielo proclama que él es "mi Hijo amado, yo tengo en Ti mis complacencias.

El bautismo de Jesús es, la aceptación y la inauguración de su misión. Jesús se deja contar entre los pecadores, porque es ya "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Jesús, se entrega a cumplir la voluntad de su Padre. Y la voz del Padre responde que pone toda su complacencia en su Hijo. El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a "posarse" sobre él. En su bautismo, "se abrieron los cielos" para la santificación de la humanidad  y una nueva creación.

Por el Bautismo, los cristianos renacemos del agua y del Espíritu para "vivir una vida nueva". Descendemos con Cristo para ser levantados con él. Pidiendo que el Espíritu Santo descienda sobre nosotros desde lo alto del cielo y que, vivamos como hijos de Dios.

En el Bautismo, Jesús nos das pistas de cómo vivir en relación con Dios y con los demás. Isaías anticipa que el Padre, ve en Jesús a su siervo, a quien Dios mismo sostiene, su elegido, en quien tiene sus complacencias. Que viene con el Espíritu del Padre, para que brille la justicia, con firmeza, sin titubeos. Para abrir los ojos de los ciegos, sacar a los cautivos de la prisión y de las mazmorras a los que habitan en las tinieblas. Todo esto desde la sencillez y la humildad, pues no  gritará, no romperá y no va a hacer daño. Porque poseer la verdad y la razón, no nos autoriza a tratar mal a los demás.

Como afirma Pablo, Dios no hace distinción de personas, acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que fuere. Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús, que vino a anunciar la paz, pasó haciendo el bien y sanando a todos, porque Dios estaba con él.

Como personas de fe, en el inicio del año 2021, estamos orando a Dios para que elimine el mal azota la tierra. El virus que ha llevado a la humanidad al aislamiento físico y que ha impedido el normal desarrollo de la vida del ser humano. Y debemos seguir orando. Porque como nos dice Marcos en el Evangelio: Jesús es poderoso, nos bautizará con el Espíritu Santo y es el hijo amado de Dios, en quien tiene sus complacencias.

Podemos atrevernos a pedirle a Dios. Pedirle que elimine el virus, que elimine otros males como el egoísmo y la avaricia. En el mundo entero y en nuestro país. Que así, como en el 2020 se hicieron más evidentes unos males, que en este 2021 triunfe el bien sobre el mal y sea erradicado todo lo que causa daño, enfermedad, muerte, pobreza y destrucción.

Que el universo entero renazca a una vida nueva. Que Jesús pase por el mundo sanando a todos y haciendo el bien. Y que podamos cantar como lo canta el Salmo: La voz del Señor se deja oír, es poderosa, es imponente y el Señor se manifiesta sobre toda la tierra.

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